Cómo el coworking ha transformado el mundo del trabajo por la agencia OpenWork

El poder de la serendipia

La serendipia es inevitable si se trabaja en coworking, en este caso ni la distancia entre continentes lo ha podido impedir. El equipo de HWL cree firmemente en este poder y por esta razón hoy publicamos un artículo escrito por Drew Jones, antropólogo, diseñador de experiencias de trabajo y socio fundador de la agencia OpenWork de Austin en Texas.

Este artículo ilustra la radiografía perfecta de qué es el coworking (para nosotros), cómo ha evolucionado hasta el día de hoy y el impacto directo que tiene en la forma que trabajamos.

Coworking no solo es un espacio físico. Es una forma de trabajo

Quienes pertenecemos al coworking nos encanta explicar que este fenómeno se ha convertido en una industria que genera 26 mil millones de dólares al año con 35.000 espacios operando en todo el mundo. Realmente llegar a estas cifras ha sido un hito importante. Desde sus humildes orígenes en el 2005 con el espacio Spiral Muse en San Francisco hasta la generalización masiva o «mainsntream» gracias a las oficinas flexibles; realmente podríamos decir que este  bebé ha hecho un gran recorrido.

Sin embargo, debido a la forma en cómo esta industria se desarrolló y, en particular en la forma que se ha financiado, el verdadero impacto del coworking en el mundo del trabajo no se percibe a simple vista. En general, el coworking forma parte de la industria inmobiliaria y esencialmente su modelo de negocio se basa en un alquiler arbitrario. Los operadores pagan una cantidad X de dinero por el arrendamiento del espacio; y cobran una cantidad Y a sus miembros clientes por el uso de dicho espacio, quedándose con la diferencia. No es bien la definición técnica de arbitraje pero sirve como heurística útil para comprender cómo ha evolucionado esta industria en los últimos 15 años.

Qué nos estamos perdiendo

En su versión original, el coworking se preocupaba de los aspectos inmobiliarios de forma secundaria. Un individuo o grupo tenía que estar calificado para un contrato de arrendamiento (a pesar que no fue fácil durante los primeros años; esta pieza siempre ha formado parte de la ecuación). Pero en realidad, el coworking en sus inicios representó una nueva forma de trabajar. Nació como fenómeno «freelancing» donde los espacios de coworking proporcionaban lugares de trabajo a individuales y pequeños negocios dentro de un entorno orientado a la comunidad. Permitiendo a los «solopreneurs» salir de su casa para ir a una oficina a interactuar social y profesionalmente. Había algo que funcionaba en este concepto tan básico.

A pesar de los grandes desafíos que se enfrentaron la primera generación de coworking, en especial con la calificación de los contratos de arrendamiento con propietarios de activos y corredores, cuya mentalidad era tradicional, el coworking se popularizó y hoy podemos ver los resultados de ese impulso. Además durante los primeros años, muchos periodistas escribieron historias entrañables con gran entusiasmo, ayudando y animando a que mucha gente se sumara a esa nueva forma de trabajar.

Sin embargo, no me interesa volver al romántico coworking 1.0, donde el movimiento estaba definido por profesionales autónomos y pequeñas empresas. Me interesa el aquí, el ahora y el mañana. Los que seguís de cerca el sector sabréis que actualmente estos espacios cada vez más están siendo utilizados por trabajadores de grandes organizaciones. Un artículo reciente de Wework indica que en el 2020 el 65% de nuevos sus clientes son grandes empresas. Así lo corroboran también otros operadores. Es decir, lo que comenzó como una solución de oficina compartida local y centrada en la comunidad para autónomos ha «saltado la valla» y se está convertiendo en el entorno cotidiano de grandes compañías por todo el mundo.

La integración del trabajo remoto, la autonomía y la confianza

Mientras operadores, propietarios y corredores inmobiliarios calculaban la fórmula de rentabilidad para este modelo de negocio, trabajadores de grandes empresas y corporaciones tuvieron la suerte de empezar a trabajar desde estos espacios en diferentes partes del mundo. Al igual que los profesionales autónomos, se convirtieron también en coworkers.

En la primera generación de coworking, cuando los empleados de empresas se instalaban en sus oficinas privadas en vez de sus espacios abiertos, que se le llamara coworking era cuestionable. Se pensaba que el verdadero coworking se realizaba en espacios de trabajo abiertos. Así es el «CO».

Sin embargo, para un empleado de una empresa, dejar de ir a trabajar a su oficina central todos los días suponía una ruptura significativa en su rutina, descubriendo una nueva libertad muy opuesta a los aspectos no deseables que desafortunadamente ocurren en una oficina: la política de la oficina, los chismes, las diferencias en la gestión de los gerentes y los directores, los viajes de poder, la discriminación, etc. De este modo, la libertad del poder y la autoridad que impregna las oficinas corporativas se van liberando por derecho propio al trabajar desde un espacio de coworking.

El trabajo remoto

El coworking también se convirtió en una nueva categoría de trabajo remoto. Está claro que muchas empresas ya tenían diferentes políticas de trabajo remoto (formales o informales) antes que apareciera el coworking en escena. También habían empresas con estrategias 100% remotas como por ejemplo Automattic, Zapier, GitLab o Buffer. Por lo tanto, sería un poco exagerado darle demasiado protagonismo al coworking por contribuir al crecimiento del trabajo remoto. Su crecimiento se ha dado gracias a la adopción de herramientas digitales. Sin embargo, la gradual incorporación de grandes empresas en espacios de coworking como forma de trabajo remoto (al trabajar fuera de la sede central), sin duda alguna ha contribuido a la integración general del trabajo remoto.

Autonomía, elección y flexibilidad

Otro sello distintivo del coworking es el flujo de miembros que entran y salen del espacio según sus propios ritmos y horarios. Es el caso típico de los miembros que son profesionales autónomos que no tienen jefes pero también el de los miembros corporativos. Los operadores de coworking hemos sido testigos durante muchos años de este flujo casual, de entradas y salidas al espacio durante todo el día. Una de las normas no escritas de coworking, ya sean para trabajador autónomo o para trabajador corporativo, es el reconocimiento de la elección. Los miembros tienden a venir al espacio parte del tiempo pero no todo el tiempo. Es una cuestión de elección.

De hecho, algunas empresas intentan regular más a sus empleados que trabajan en espacios de coworking pero en la práctica es difícil de controlar, vigilar la «presencia» no es muy factible. Parte del ejercicio es que el equipo autorregule su rutina de trabajo en el espacio. En términos de representar una «nueva forma de trabajar», un espacio de coworking libera a los equipos corporativos de la mirada panóptica de los gerentes que no confían en su gente.

Confianza

Lo que nos lleva a confiar. Ponemos el ejemplo de un equipo que se instala temporalmente en un espacio de coworking mientras su oficina se adecua. Durante esta decisión temporal de caracter inmobiliario, inadvertidamente se está introduciendo la confianza en las prácticas de gestión dentro del equipo. Es decir, puede que no haya sido la intención de la empresa pero cuando el equipo corporativo empieza a trabajar en el espacio de coworking, se le libera para hacer su trabajo como quiere y se le está dando completamente confianza en la forma de trabajar, algo que en muchas empresas es muy nuevo.

A lo largo del tiempo los operadores de coworking hemos experimentado que cuantos más equipos de una empresa se encuentran trabajando desde espacios de coworking, la confianza se esparce por toda la empresa. En general, los empleados más jóvenes, piden trabajar fuera de la oficina central para librarse de estar lidiando con los rituales corporativos tóxicos y juegos de poder que mantienen los niveles de compromiso de los empleados en un 30% año tras año. Con el tiempo, la confianza pasa de ser un beneficio a un factor de higiene, las expectativas también cambian lentamente con el tiempo hasta que un día no ya habrá vuelta atrás.

Coworking y Covid

El Covid-19 ha supuesto para muchas empresas una crisis total. Muy pocas empresas estaban preparadas para trabajar 100% remoto durante tantos meses. Para aquellas que ya habían integrado el coworking como una forma de trabajo remoto, el impacto probablemente ha sido mucho menos agudo. Dichas empresas (y empleados) ya estaban trabajando en distintas ubicaciones y estaban utilizando tecnología para trabajar conectados. Podemos decir que estaban preparados para los efectos del Covid.

Por supuesto, las dimensiones inmobiliarias del coworking corporativo permanecen intactas, en este caso hay otra discusión económica a debatir. Dejando de lado los costes, la flexibilidad que las membresías y planes de coworking ofrecen a las empresas en términos de rapidez, crecimiento y decrecimiento de la empresa, etc, probablemente hará que el coworking sea competitivo por mucho tiempo. Personalmente me interesan otras dimensiones del coworking.

Coworking y el futuro del trabajo flexible

Tenemos la certeza que el coworking como forma de trabajo es lo que muchas empresas deben aprender a hacer ahora. ¿Cómo desarrollar una estrategia de lugar de trabajo híbrida en la que los empleados y los equipos trabajen en diferentes ubicaciones (en la oficina, en casa o en un espacio de coworking) de forma continua? Las empresas que lo estaban haciendo antes de Covid lo tienen más claro. Las empresas que todavía no han adoptado el coworking (definido aquí como la forma de trabajo que describo en este artículo) pueden aprender mucho de él y beneficiarse.

Tanto en la base del enfoque de la forma de trabajo de coworking como la de una cultura de trabajo flexible (para adaptarse a un entorno post-Covid), se encuentran los problemas mencionados anteriormente: trabajo remoto, autonomía, elección, flexibilidad y confianza. Estos factores han definido el coworking desde el principio, y son los que definirán las estrategias de trabajo híbridas efectivas en el futuro. Para llegar a este punto, las empresas deberán aprender a ver los espacios de coworking como algo más que un espacio.

¿Necesita tu empresa ayuda para incorporar el trabajo flexible?

Podemos acompañar a tu empresa durante el proceso de transformación integrando el coworking como estrategia clave. Al incorporar los valores del coworking, nuestros clientes han visto un enorme aumento en la productividad, retención y atracción de talento, así como una innovación abierta en todas sus organizaciones. Si quieres más información sobre este servicio, Ponte en contacto con nosotros

Fotografía de portada: Conjunctured coworking, Austin (Texas).